2-1: Continúa la mala racha en Mestalla
El Espanyol, que creció en la segunda parte, no puede contener el empuje inicial del Valencia
Quique Sánchez Flores advirtió en la previa de la complejidad que tenía el encuentro en Mestalla. Y así fue. El Estadio desprendió una atmósfera ardua para los jugadores blanquiazules. El conjunto de Voro imprimió un ritmo alto de partido y tras una jugada de Nani, Montoya hizo el primero para los locales. En el segundo tiempo, Santi Mina aprovechó un rechace de Diego López para poner el 2 a 0. David López estuvo atento a un gran remate de Gerard para fabricar el 2 a 1 a pocos minutos del final. Pero ya fue demasiado tarde y, desde 2007, continúa la mala racha en campo valencianista.
Tenía Quique que hacer cábalas para cuadrar no sólo el equipo titular sino las plazas del banquillo. A Valencia llegaba con las ausencias por lesión de Javi López, Baptistao, Víctor Sánchez y Caicedo con problemas físicos y sin haber entrenado con el grupo en toda la semana. Faltaban, además, Piatti (por una cláusula en su contrato) y Pape Diop, con Senegal, en la Copa África. Sólo había una duda por resolver: el portero titular. Con Diego López lesionado desde el partido ante el Barcelona y, también entre algodones toda la semana, todo se resumía en una cuestión de sensaciones. El gallego fue el elegido. Enfrente, un Valencia con toda la artillería y con la sensación, sí o sí, en la grada y fuera del Estadio, de que o ganaban los locales o la protesta subiría un escalón más en un club diseñado para estar en la zona noble y no con un pie en el abismo. Nadie se fiaba del Espanyol. La primera vuelta de los blanquiazules acumulaba 12 puntos fuera de su estadio y la sensación de que poco a poco ha ido ganando en solidez defensiva para ir creciendo desde atrás.
Con esos datos, no es de extrañar que el Valencia arrancara el partido con un acelerón (después del susto de ceder un córner en contra a los trece segundos) y que la pelota merodeara la meta de Diego López, que sacó una mano prodigiosa a los cinco minutos y necesitó de la ayuda de David López para despejar casi en la línea de gol un chut de Carlos Soler.
El Espanyol no encontraba fluidez en su juego de ataque y caía pronto ante la presión local. Precisamente en una jugada así nació el primer gol local, después de recuperar una pelota y que ésta se moviera con rapidez con toques cortos y precisos que culminó Montoya a placer, entre tímidas protestas de fuera de juego.
El Valencia aflojó para recuperar el aliento y el Espanyol se estiró en busca de la meta de Diego Alves que sólo tuvo que detener un chut de Álvaro dentro del área en los primeros 45 minutos.
La segunda mitad comenzó con la misma tónica de la primera, pero esta vez el Valencia se encontró con cuatro amarillas en seis minutos por la intensidad que pusieron para defender su exigua ventaja. El Espanyol se fue estirando poco a poco y obligó a los locales a cerrar líneas y optar con la contra en cuento tuviera la mínima oportunidad. Jurado lo intentó desde fuera del área en un chut ligeramente desviado. Al Valencia le bastaba con controlar y buscar la movilidad de sus puntas. En una falta lateral los locales aumentaron su ventaja. Parejo buscó el hueco que dejó Diego López y el rechace apurado, del meta, lo envió Santi Mina al fondo de la red.
El ritmo del partido se estabilizaba y el Espanyol se estiraba en el terreno de juego. En el minuto 85, Gerard giraba el cuello con fuerza para obligar a que Diego Alves tuviera que estirarse y palmear el balón al travesaño. David López, ágil en la reacción, corrió al rechace y envió el balón al fondo de las mallas. Los pericos lo intentaron pero ya no hubo tiempo para la reacción.