Luto en el Espanyol
Nos ha dejado María Bosch, ex secretaria del club durante más de cuatro décadas
El Espanyol está de luto. María Bosch Martínez, que fue durante décadas secretaria de dirección, de presidencia, responsable de protocolo y administrativa del conjunto catalán desde mediados de los 60 hasta su jubilación en verano del 2005, nos ha dejado en las últimas horas.
María, hija del mítico Tin Bosch, histórico jugador y entrenador del Espanyol, nos deja con una montaña de anécdotas y un millón de emociones siempre vinculadas a su gran pasión como socia, accionista y seguidora blanquiazul.
María, la tercera de las tres hijas de Tin Bosch, nació en Sarrià, en el ‘Xalet’ que ocupaba el Gol Sur del viejo estadio, que hacía las veces de vivienda familiar y de residencia de futbolistas. Recordaba siempre que el césped del mítico estadio era su jardín y el patio de sus juegos y que los jugadores que convivían con su familia se iban convirtiendo en familiares con los que siempre mantuvo vínculos de amistad, incluso muchos años después de dejar el conjunto blanquiazul.
Nacida en junio de 1935, María comenzó a colaborar esporádicamente con el Espanyol, mientras estudiaba, en labores administrativas en 1953, aunque hasta una década después no entró a formar parte de la plantilla de empleados hasta que se jubiló el 30 de junio de 2005.
Trabajó ininterrumpidamente con todos los cargos directivos de la entidad durante esos 42 años bajo los mandatos de los presidentes José Fusté, Juan Vila Reyes, Manuel Meler, Antonio Baró, Julio Pardo, Francisco Perelló y Daniel Sánchez Llibre.
Junto a Fernando Molinos, entonces director general del club, protagonizó una imagen histórica (y, posiblemente, la que menos le gustaba recordar) al ser las dos últimas personas que abandonaron las dependencias de Sarrià horas antes de su demolición en 1997.
Divertida, alegre, risueña, Maria representaba una cara amable y absolutamente profesional y ordenada, aunque eso no le impedía sacar su particular genio y brusquedad ante todas aquellas situaciones que le parecieran injustas, independientemente de su interlocutor. Pasional hasta el final, María recibió el homenaje de los que fueron sus compañeros en su jubilación, aunque, con el traslado al nuevo estadio de Cornellà-El Prat, nunca perdió la oportunidad de visitar a sus compañeros de forma esporádica e, incluso, durante años, mantuvo un pequeño rincón en un despacho en el que seguía acumulando recuerdos de toda una vida en blanquiazul.
María nos ha dejado y quienes tuvimos la suerte de compartir con ella años de convivencia no olvidaremos su risa contagiosa e incontenible o las broncas (enérgicas pero siempre amables) con las que nos reñía por nuestras acciones. Si su padre fue el autor del gol de la victoria en la primera Copa del Rey lograda por el Espanyol, ella siempre recordará con cariño las dos últimas, las de Valencia y Madrid. Y nosotros seguiremos bajo el amparo de quien fue una de las personas que más influencia, sabiduría y cariño nos ha dado bajo el cobijo y la pasión por unos mismos sentimientos.
A partir de las 14.00h de este martes, 17 de enero, se instalará la Capilla Ardiente en el Tanatorio de Sáncho de Ávila (Barcelona) y el último adiós tendrá lugar en el mismo tanatorio el miércoles a las 12.00 horas.
DEP, María.
In Memoriam