La Barcelona perica
Más de 24 campos de fútbol han acogido al RCD Espanyol y su fútbol base en sus 124 años de historia
La historia ya es sabida: el 28 de octubre de 1900, en el paraninfo de la Universidad de Barcelona, en el corazón de la Gran Vía, tres universitarios (Ángel Rodríguez, Octavi Aballí y Lluís Roca) fundaron el Espanyol. A caballo entre las dos multitudinarias exposiciones universales, de 1888 y 1929, que cambiaron la fisonomía de la Ciudad Condal, en plena ebullición urbanística, demográfica y social que la convertirían durante décadas en la ciudad de los prodigios, el fútbol iba calando entre la gente y sumando deportistas y aficionados. Desde ese punto de partida, el Espanyol ha sumado ya 124 años de historia y puede enorgullecerse de haber ido creciendo y desarrollándose a la par que la propia Barcelona.
Hoy, en un recorrido histórico que comienza buceando, con infinita paciencia, en archivos y hemerotecas, se confirma que los jugadores y jugadoras del Espanyol, en sus distintas categorías, han jugado en calidad de local, en más de 24 campos repartidos por la ciudad de Barcelona y los alrededores más próximos.
Algunos de esos escenarios apenas han variado. De otros no queda casi el recuerdo ni una mínima huella identificable. Todos, en cualquier caso, estuvieron y estarán ligados a los 124 años de historia blanquiazul. Algunos con una vida muy efímera, otros con un innegable calado emocional entre los aficionados. En cualquier caso, cronología viva de más de un siglo de historia blanquiazul y barcelonesa.
Por ejemplo, la explanada de la Sagrada Familia, en lo que se conocía como el Camp del Grassot, fue el primer campo en el que jugó el Espanyol entre 1900 y 1901. Un año más tarde, el equipo se trasladó al Camp de la Gran Via (1901-1902) El espacio que ocupaba entonces es hoy el Parc de l’Escorxador, un rincón que cambió radicalmente de aspecto y uso con la Exposición de 1929. Muy cerca del Hospital Clínic estaba el Camp de Can Batlló (segundo campo del Espanyol entre 1902-1903). Hoy se alza protagonista y orgullosa la Escola Industrial, en una fase de ambiciosa remodelación. Entre 1903 y 1905, frente a la entrada de la Facultad de Medicina, se ubicó el Camp de l’Hospital Clínic, el primero que tuvo un perímetro reconocido en toda la ciudad, pero que, poco a poco, se fue quedando pequeño ante la expectativa creada. Entre 1909 y 1910, en plena refundación como club, los blanquiazules disputaron sus partidos en el Camp de la Marina, frente a la Monumental. Hoy, la intensidad del tráfico de la zona frustra cualquier ejercicio físico que no sea cruzar los pasos de peatones con urgencia. El deambular en busca de nuevos campos de juego llevó al Espanyol (1910-1911) hasta el Camp de les Faves, entre las actuales calles de Londres, Aribau, París y Muntaner, hoy, otro enjambre de tráfico sin fin. Lo mismo que el siguiente escenario, apenas unos metros más allá, en plena vorágine de la calle Muntaner (1911-1923) y que, curiosamente, se convertiría en la antesala del mítico estadio de Sarrià (1923-1997), el campo más recordado por histórico, entrañable y añorado por todos los seguidores blanquiazules.
Sin embargo, la demolición de Sarrià obligó a un nuevo traslado y, así, el Estadio Olímpico Lluís Companys, apenas un lustro después de las olimpiadas de Barcelona (1992), se convirtió en el penúltimo hogar del primer equipo del Espanyol durante poco más de una década (1997-2009).
Con su inauguración, el 2 de agosto de 2009, el RCDE Stadium dio el salto a los atractivos y multifuncionales escenarios deportivos del nuevo milenio. El campo blanquiazul inauguró novedosas alternativas arquitectónicas que se convirtieron en un referente para las obras posteriores, además de conseguir el Stadium Business Award 2010 a la mejor instalación deportiva mundial pdel año.
Además de la Ciutat Esportiva Dani Jarque (inaugurada en 2001) el fútbol base blanquiazul también ha jugado en campos como La Teixonera, La Caixa, Sot del Migdia, La Verneda o el Camp del Guinardó además del Nou Sardenya, Narcís Sala o el Feliu y Codina. En total, más de dos docenas de escenarios que testimonian los innegables lazos entre el Espanyol y la Ciudad Condal. No está mal para recuperar la memoria histórica de ‘la Barcelona perica’, la de los 124 años de historia forjada en la pertenencia, el sentimiento, el orgullo y la pasión.