Carta de despedida de Francisco Joaquín Pérez Rufete
Después de cuatro años en la entidad, dos y medio de ellos como Director Deportivo, llega el momento de despedirme del RCD Espanyol. En cada uno de los días que he tenido responsabilidad en la entidad, he sentido orgullo y agradecimiento por ser parte de la familia perica.
En el mundo profesional uno debe entender los tiempos, cuando acaban las etapas y es el momento de emprender un nuevo camino. En su momento, pese al interés de la propiedad, trasladé al Club que no era momento de afrontar mi renovación hasta que no se consiguiera la permanencia. Era lo más honrado y coherente. Una vez lograda, pese a la consecución del objetivo, se separan nuestros caminos.
Dejo atrás un periodo de realización profesional y con la conciencia tranquila de haber trabajado en la doble vertiente de mantener al equipo en Primera División y, a la vez, el ilusionante pero silencioso trabajo de construir un proyecto de valores y cantera a largo plazo, cuyo fruto irá observándose en los próximos tiempos.
El fútbol me ha enseñado que cuando asumes una responsabilidad y depositan en ti confianza, hay que entregarse por completo, con honestidad y valentía en la toma de decisiones. No vale esconderse ni en el campo ni en los despachos. Y así ha sido en esta etapa. Asumir decisiones, exponerse, es parte de nuestra responsabilidad y nunca he renunciado a ella, sin especulaciones ni estrategias de interés personal, siempre alineado con la institución y nunca buscando ni excusas a errores propios ni lamentando factores externos o financieros, ni atribuyéndome éxitos ajenos. He trabajado a pecho descubierto siempre por el bien del Espanyol. Y no me arrepiento ni un segundo, lo volvería a repetir.
Quiero agradecer a los jugadores, entrenadores, empleados y directivos su apoyo y colaboración, sin distinciones. A los medios de comunicación, les agradezco a una gran mayoría su trato y respeto.
Al Presidente Chen le doy las gracias por su apoyo constante y entusiasmo en mi visión de un RCD Espanyol basado en el orgullo de pertenencia, en el poder de la cantera y en los valores tradicionales del espanyolismo, que deben ser la base sobre la que construir con paciencia el futuro del Club.
Sobre la afición, sólo me queda pedirles que sigan viviendo al RCD Espanyol con esa pasión y con ambición de mejora. A los que me han apoyado les doy las gracias de corazón. A los que no, les agradezco su crítica porque cada día me empujaba a trabajar más y mejorar. La crítica de un aficionado es la más pura, porque todo aficionado quiere un club mejor y esa exigencia nace del sentimiento de mejora y pertenencia.
Por último, quiero a título muy personal acordarme de mi familia, de mi mujer y mis hijos. Cuatro años de distancia merecen ahora un tiempo de estar junto a quienes tantos días he echado de menos.
Gràcies!!
Francisco Joaquín Pérez Rufete