4-0: Perdón… Y castigo
El Espanyol malogra claras ocasiones en la primera mitad para adelantarse en el marcador y se queda sin opciones tras el descanso
Está siendo ésta una semana dura, muy dura, en lo físico y en lo anímico para el Espanyol. Tras el partido del martes, ante el Celta (hace sólo tres días y parece medio mes), perdió a Caicedo y Óscar Duarte por problemas musculares. Y esta tarde, nada más llegar al Estadio de Gran Canaria, Galca tenía que enviar de regreso al hotel a Fuentes y Rubén Duarte aquejados de una gastroenteritis. Pero faltaba más: a los 12 minutos Abraham también tenía que dejar el once titular con molestias en la pierna derecha.
En el campo, esta vez, se veían cambios. Los había dejado entrever Galca en las horas previas y los puso en práctica acuciado por la necesidad, por buscar un revulsivo o por activar a jugadores que no habían tenido muchos minutos. Arla salió bajo palos y Burgui en la banda izquierda, como novedades más sustanciales.
Con todos esos ingredientes había que jugar un partido más práctico e inteligente que alocado y de ida y vuelta. Tener paciencia para golpear y que cada golpe dejara secuelas en los locales, que no podían mostrar el juego de posesión de otras jornadas. En la primera mitad la tuvo Burgui por dos veces, Hernán con un chut que se estrelló en el lateral de la red, otro de Jordán que obligó a lucirse a Raúl Lizoain y una más, muy clara, de Asensio, que remató mal cuando sólo tenía que empujar la pelota entre los tres palos.
El control blanquiazul era claro y las escasas aproximaciones locales se diluían entre la defensa catalana. Pero faltaba otra muestra del infortunio que parece haberse instalado en el equipo: en el descuento del primer tiempo, El Zhar se encontró con un hueco en la espalda de la defensa del Espanyol y aprovechó para acercarse lo máximo que pudo y batir con un fuerte chut a Arla. Todo un mazazo que derrumbaba, de golpe, la capacidad defensiva visitante. Tocaba sobreponerse en los siguientes 45 minutos.
Tocaba apretar los dientes, como hizo Hernán nada más salir y se encontró con una dura falta al borde del área que el árbitro ignoró y que provocó, casi en la misma jugada, una contra que culminó Jonathan Viera con un chut que pegó en la base del poste y acabó dentro de la portería.
La Unión Deportiva, casi sin pretenderlo, se encontró con una clara ventaja que tenía que administrar en lo que quedaba de partido. Lo más difícil ya lo tenía hecho y más cuando Pedro Bigas marcó el tercero, de estrategia, en pleno desconcierto visitante. Sólo entonces la grada comenzó a festejar un partido sentenciado desde el principio de la segunda mitad.
El KO anímico del Espanyol se hacía más evidente conforme pasaban los minutos. Nada salía y pese a los intentos de acercarse a la portería local, todo quedaba diluido en los metros finales. Wakaso se encontró con una pelota muerta en el área, después de un rechace, y fusiló a Arla con un chut que se coló junto a la escuadra. Pero que el equipo está gafado lo evidenció poco después Hernán. Su mano a mano contra el portero se estrelló en la cara del meta canario.