3-2: Derrota en Sevilla
El Espanyol remontó el gol inicial de los locales y acabó cayendo en la recta final por dos jugadas con polémica
El Espanyol se marchó de Sevilla con una derrota dolorosa por la forma como se produjo, pero con la rabia acumulada, como reconoció minutos más tarde Luis García, de que habrá que seguir peleando hasta el último instante para cambiar la poca suerte que le está acompañando desde el inicio del campeonato.
El partido, que podía ser un duelo entre dos equipos que han rendido por debajo de sus posibilidades, tuvo VAR, angustia y alternativas durante muchos minutos. Se adelantó el Sevilla con un gol, anulado inicialmente por el árbitro, y habilitado posteriormente por el VAR. Empató el Espanyol seis minutos después y se repitió la escena. Anulado, VAR y validado. Se volvió a adelantar el Sevilla (Gueye en claro fuera de juego), pero fue tan obvio que no se necesitó ayuda electrónica. Y a partir de ahí, el Espanyol tiró de talento, filtró pases y creó ocasiones continuadas. Puado no llegó a centro de Óscar Gil, Joselu no acertó a definir en el mano a mano contra Dmitrovic y a poco del descanso, Puado colocó en la escuadra un lanzamiento desde fuera del área. El gol premió el buen hacer blanquiazul para remontar el acierto inicial de los locales.
Tras el descanso, el Espanyol siguió bien plantado en el campo. Sin agobios ni problemas y Joselu volvió a tener una nueva oportunidad. Todo controlado. Pero una inocente acción de Vini dentro del área a Gueye sirvió para que Ocampos empatara de penalti y dejara todo abierto en el último cuarto de partido. El gol revitalizó a los locales y encendió a la grada. Quedaban minutos ante un Espanyol que había tenido que comenzar a hacer cambios obligado por el desgaste físico. El 3-2 final, que se vivió con sensación de frustración y rabia contenida, se inició con una falta a Keidi Bare junto a la línea de banda, ignorada por el árbitro y no revisada por el VAR pese a las protestas blanquiazules.