3-1: Errores que condenan
Un gol inicial de Kike García merma al Espanyol
El Espanyol quería cerrar una semana exitosa con la tercera victoria seguida, pero todo se complicó desde el inicio. Demasiada mala suerte en el primer cuarto de hora. Suficiente como para marcar un guión distinto al esperado. A los tres minutos Sergio García tuvo que pedir el cambio. En su lugar apareció Baptistao, que cumplía 14 días exactos desde su lesión ante el Valencia. Primer hándicap. A los siete, en una falta cerca del área, llegó el segundo. Arbilla hizo lucirse a Pau, que desvió lo suficiente para que la pelota acabase rebotando en el larguero y Kike García, atento a la jugada, sólo tuvo que empujarla al fondo de la red con el meta aún en el suelo. Quedaba una eternidad, pero se adivinaba que al Espanyol le costaría someter al Eibar y más cuando las dos primeras y claras ocasiones blanquiazules se estrellaron en Dmitrovic y en el larguero poco después, en una falta lanzada con toda la intención por Darder. La intensidad, la presión y el físico de los locales, que no eludían el contacto en ninguna pelota, les valía para estar por delante en el marcador y sentirse cómodos en el campo. Por el contrario, el Espanyol no acabó de encontrar la manera de desembarazarse de la asfixia que le causaba la presión local.
Poco antes del descanso, la fórmula ‘armera’ se amplió y se ratificó con el segundo gol, tras una contra y una galopada de Alejo que definió con potencia ante Pau. Demasiado castigo para los blanquiazules y mucho premio, por la eficacia demostrada, para los locales que veían cómo el partido se les ponía como, seguramente, habían dibujado antes de comenzar.
Si el Espanyol buscaba cerrar la semana con la tercera victoria, el Eibar quería lo mismo después de haberse cargado de optimismo al superar una racha de siete partidos sin ganar. Ahora, en cambio, estaban en un momento dulce que comenzó con una goleada el Betis y siguió la semana pasada con una victoria clara en Mendizorroza.
La segunda mitad se fue consumiendo con alternancias en el juego, con intermitencias y sin un dominio claro. Pero como el partido tenía aún mucho que escribir, Undiano se encargó de añadirle un poco de salsa. David intentó despejar un remate de cabeza de Sergi Enrich. El delantero cayó al suelo como si hubiera recibido un golpe en la cara y el colegiado, después de muchas dudas, señaló penalti. David no se lo podía creer y protestó airadamente, mientras Sergi Enrich se levantaba como si nada hubiera pasado, lo que le delataba aunque quisiera disimular. Y eso que David López no es de los que se queja. Joan Jordan no perdonó y fusiló a su amigo Pau para colocar el tercero en el marcador. Pero aún quedaban más cosas. Granero lanzó una falta buscando la portería local y Sergi Enrich en su intento por despejar acabó introduciendo la pelota en su portería.
Los blanquiazules intentaron alguna internada más con centros laterales que no encontraron rematador y el marcador ya no se movió en un partido condenado por los errores.