2-2: Un punto de orgullo
El Espanyol reacciona y empata en Balaídos en un partido intenso, incierto y con alternativas
Separados solo por un punto, Espanyol y Celta querían medir sus fuerzas ahora que comienza la cuesta abajo del campeonato. Queda aún mucho camino, cierto, pero hay que estar bien colocado para afinar las aspiraciones de los equipos en el tramo final. Vivos como están en Europa, los locales afrontan el campeonato doméstico con la intención de no descolgarse demasiado y seguir presentando candidatura a estar entre los siete primeros. El Espanyol, como dijo Quique, se ha ganado ahora mismo el derecho a esa pelea. El primer obstáculo estaba en Balaídos.
En un campo en el que hace una década que no ganan, los blanquiazules aspiraban a mostrar sus credenciales de equipo en construcción, pero con la ambición de pelear hasta el final del torneo. La desgracia visitante, sin embargo, se personalizó en Marc Navarro que se tuvo que retirar lesionado antes del cuarto de hora y la aumentó Iago Aspas, de falta directa, en el 20. Dicen que el delantero gallego está viviendo su mejor temporada como profesional. Al menos así lo certifican sus últimas actuaciones.
Pero el partido estaba vivo. En el primer córner a favor, Gerard cabeceó al fondo de la red para logar el empate. Parecía que comenzaba otro partido. Se diría que todo el mundo esperaba una pausa. Pero no había respiro. Wass se inventó un chut desde fuera del área que acabó en el fondo de la red justo antes de la media hora. Con el 2-1 el Celta quiso enfriar el partido y se encontró con otro acelerón blanquiazul que culminó Piatti con un remate entre las piernas de Rubén. 2-2. Media hora de juego y todo por decidir, entre otras cosas porque Sisto estrelló la pelota en el poste casi de inmediato. Pero aún había más que contar: por ejemplo, que Fontás cortó con la mano una rápida contra de Hernán y se llevó la segunda amarilla justo antes del descanso.
Con todo por decidir, la segunda mitad se presentaba abierta, atractiva e incierta. El Celta iba a vaciarse en los primeros minutos. Parecía más que evidente. Buscaba abrir de nuevo el marcador y jugar luego con metros por delante, que es como más le gusta. Quique sacó, al poco, a Jurado para sumar efectivos en el centro del campo y ganar posesión. El equipo se fue encontrando cómodo y fue sumando metros y segundos a sus posesiones. La pelota se movía con fluidez y se acercaba a la meta de Rubén con más presencia. Los únicos sobresaltos para los blanquiazules salían de las botas de Iago Aspas, que se peleó con todo lo que se movía y buscó el mínimo hueco entre los centrales para equilibrar la inferioridad numérica de su equipo en la segunda mitad.
Paitti la tuvo en el último tercio del partido, tras un centro de Hernán, pero su remate botó demasiado alto. Quedaba la recta final y el partido volvía a ganar en tensión e incertidumbre.