1-1: Un punto de justicia
El Espanyol empató al final un partido que se puso cuesta arriba por un injusto penalti en contra
Los últimos minutos están empezando a ser rentables para el Espanyol. Un gol de Baptistao, justo antes del descuento, permitió que los blanquiazules se llevaran un punto más que merecido del campo del Levante. Baptistao acertó y puso las tablas en un partido que los blanquiazules debieron haber resuelto mucho antes. El empate, sin embargo, no deja contento a ninguno de los dos equipos.
Había examen doble en el Ciutat de Valencia. Para los locales era el momento de aprobar para intentar equilibrar las notas de las últimas semanas que le están acercando al suspenso. Para los blanquiazules, era el momento de ratificar si las últimas notas conseguidas le permitirán acercarse al notable a final de curso. En cualquier caso, era un partido con recelo para ambos.
Los de Quique comenzaron con mal pie. Sergio García notó unas molestias en el adductor derecho en el calentamiento y se fue directo al vestuario. La alineación se tuvo que recomponer. Y Baptistao salió en su lugar para formar pareja con Gerard. Los males siguieron poco después. Un choque de Diego López al intentar despejar una pelota le tumbó en el suelo sin conciencia. Los jugadores vieron la gravedad del momento y durante cinco minutos la angustia planeó por el campo del Levante. Doctores, asistencias, camillas… Sólo cuando se le vio incorporarse para salir del césped y tumbarse en la camilla se respiró con alivio. Y de allí, al hospital, de donde fueron llegando noticias positivas, aunque con la lentitud y la prudencia que marcan los protocolos médicos.
Hasta entonces, el partido había sido muy sobrio, muy táctico, muy trabado, muy trabajado. Muñiz juntó las líneas, cerró todos los espacios y el Levante sólo se estiró, como un ciempiés, en ataque. Todos juntos. Más abajo que arriba. Y así el Espanyol fue cercando la portería de Oier con ocasiones, pero sin puntería. El mayor sobresalto local llegó en el descuento de la primera mitad, cuando ni Gerard ni Baptistao llegaron a un centro de Granero y el mal despeje de un defensa heló el aliento de la grada.
Tras el descanso se intuía que el Levante apretaría el acelerador. El empate le servía de bien poco. Y se encontró un regalo: de un claro fuera de juego que el árbitro ignoró llegó una caída de Ivi dentro del área que Morales se encargó de transformar desde el punto de penalti. La indignación blanquiazul fue máxima y las protestas, unánimes.
El Levante había hecho lo más difícil y al Espanyol le quedaba remar contra corriente. Lo que no era poco. Otra vez cuesta arriba. Y otra vez a tratar de levantar un partido en el que tuvo el protagonismo durante muchos minutos. Baptistao lo consiguió y ayudó a sumar una nueva jornada invictos.