1-1: Un punto de insatisfacción
Un gol de Melendo adelanta al Espanyol, pero la rigurosa expulsión de Dídac penaliza al equipo y provoca la reacción del Oviedo
El Espanyol sólo pudo sumar un punto ante un R. Oviedo que entendió que debía dar un paso adelante en cuanto los locales se quedaron con uno menos. Quedaba una eternidad de partido y se sacudieron el dominio blanquiazul con largas posesiones para acabar llevándose un empate del RCDE Stadium.
El Espanyol apretó el acelerador desde el inicio y muy pronto comenzó a incordiar la meta de Femenías. RDT firmó la primera oportunidad y Melendo puso en ventaja al Espanyol cuando los dos equipos aún no habían subido de pulsaciones. RDT se acomodó la pelota fuera del área, probó al meta ovetense y Melendo, atento al rechace, sólo tuvo que empujarla para adelantar a los blanquiazules.
El Espanyol comenzó a controlar el juego y se fue al ataque en busca de mayor renta. RDT se inventó una acción desde la derecha, pero su lanzamiento final no cogió el efecto deseado y se marchó alto.
El Oviedo comenzó a estirar líneas, a mantener posesiones largas pero no puso en apuros a Diego López en ningún momento. Por el contrario, los blanquiazules, en cada oportunidad más o menos clara, se acercaban con evidente peligro, como un rechace que Cabrera enganchó pero que se fue rozando el larguero.
Pero faltaba el VAR, para no perder la costumbre. Dídac Vila llegó tarde en un balón dividido con Juanjo Nieto y acabó golpeando la pierna del defensa carbayón. Amarilla. Disculpas entre los dos jugadores, ninguna protesta del Oviedo y mientras es atendido el futbolista asturiano, el árbitro recibe el aviso del VAR. Cambio de cromos. Roja. Y sensación generalizada de incredulidad. Ni temeraria, ni intencionada ni violenta fue la acción. Y caras como poemas que lo dicen todo sin decir ni una palabra. Pura sorpresa, pura extrañeza…
Antes del partido, el Espanyol contaba con las bajas de los dos laterales derechos (lesionados) y de Pedrosa (sancionado). Desde el minuto 37, con Dídac Vilà, expulsado, a Vicente Moreno le tocaba organizar una defensa inédita ante un rival que, en ataque, maneja distintas velocidades y recursos. Esa acción presagiaba que el partido tendría otro tono a partir de ese momento y más en la segunda mitad. Ciganda así lo entendió y comenzó a mover el banquillo y a poner más pólvora en el campo.
Nahuel, cuando apenas llevaba un par de minutos en el césped, lanzó un extraordinario derechazo desde fuera del área, inalcanzable para Diego López, que sirvió para empatar el partido. El Espanyol cerró líneas, se concentró en el trabajo defensivo, abortó cualquier oportunidad visitante y forzó alguna ocasión en el tramo final. El resultado ya no se movió y el punto sumado dejó una sensación de insatisfacción por la poca renta que supone.