1-1: Meritorio empate
El Espanyol suma un punto gracias a un gran gol de Leo Baptistao
El año pasado el Espanyol también comenzó la Liga en el Ramón Sánchez Pizjuán. Aquel era un equipo en construcción y que acabó perdiendo por 6-4 en una noche de agosto muy loca. 12 meses después el de Quique Sánchez Flores es un conjunto hecho, reconocible y capaz de plantar cara a cualquier rival. Los blanquiazules comenzaron su andadura en el campeonato con un buen punto ante el Sevilla en un encuentro disputado a un ritmo altísimo con oportunidades, polémica y expulsiones.
El partido, pasara lo que pasara, ya tuvo 50 segundos para poner un escalofrío en el alma de todos los presentes: la salida de los dos equipos con los acordes de la mítica ‘Barcelona’ interpretada por Montserrat Caballé y Freddie Mercury, mientras portaban la bandera de la capital catalana, con un crespón negro. Sencillo pero repleto de emoción y simbolismo. Igual que el minuto de silencio de después, todo en recuerdo de las víctimas de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. Igual que el aplauso perenne, en los minutos 16 y 21, a Puerta y Jarque.
Al margen de eso, el partido tuvo ritmo, tensión, intensidad y ganas por los dos bandos. Respondió el Espanyol desde el principio y comenzó marcando el ritmo y firmando las dos primeras ocasiones de gol. La primera, de Leo Baptistao, a los dos minutos, pero su chut lo detuvo Soria, con tan mala fortuna que se hizo daño en un dedo y tuvo que pedir el cambio. La segunda, de Gerard, ya con Sergio Rico en la portería, pero su lanzamiento se fue desviado. Nolito despertó al Sevilla, hasta entonces sin espacios, y Pau se lució.
Sin pasar apuros, cómodos en el campo, el Espanyol se encontró con un ‘gol fantasma’ en contra que no aclaró ni la propia televisión y que propició que, como nadie sabía muy bien qué señalar, el colegiado tirara por libre y decretara que era gol, con las consiguientes protestas blanquiazules. En pleno desconcierto, Pau se hizo gigante en un mano a mano con Muriel y eso devolvió la ilusión a los blanquiazules que comenzaron a desplazarse con velocidad a la contra. Así llegó la galopada de Baptistao para lograr el empate y devolverle el equilibrio al partido. El Espanyol recuperaba el resuello y seguía insistiendo en ataque, camino del descanso, mientras que el Sevilla tiraba de amor propio para acercarse a Pau.
La segunda mitad comenzó con un remate de cabeza de Gerard, un poco trompicado, que detuvo con agonía Sergio Rico. Y Berizzo decidió que no tocaba esperar más y sacó a Banega para coger el timón del juego. El Sevilla se fue entonando y dio la sensación de que eso le daba más oxígeno y comenzaba a sumar posesión y fluidez. Muriel estrelló la pelota en un poste y Pau, concentrado, recogió el envenenado rebote.
Y poco después volvió a encoger la portería al detener un remate a bocajarro de Lenglet. Insistía el Sevilla en busca del gol, pero el guion del partido cambió notablemente cuando Banega se autoexpulsó tras protestar una acción al árbitro. Los blanquiazules respiraron y acabaron sin sufrir en los minuto finales para sumar un valioso empate.