1-0: Sorprendidos
Un gol de falta directa de Damián acaba con las esperanzas del Espanyol en un partido igualado
El Espanyol se fue de Getafe con la sensación de que, un partido que apuntaba a las tablas finales, se complicó por un inapelable gol de falta de Damián. El encuentro, que hasta entonces discurría totalmente parejo y absolutamente controlado, acabó con una derrota blanquiazul.
Después del impulso conseguido hasta bien entrada la segunda mitad de la Liga, Getafe y Espanyol llegaban al choque del Alfonso Pérez con la idea de recuperar la eficacia en ataque. Los locales, con cuatro derrotas en los últimos cinco partidos, querían rescatar la intensidad que le había colocado a las puertas de la zona noble de la clasificación, mientras que los blanquiazules, pese a la derrota del pasado domingo en Valencia, esperaban estirar el buen nivel de juego exhibido y ampliar los guarismos conseguidos fuera del RCDE Stadium.
Quique había advertido, en la víspera, que confiaba en que el equipo volviese a encadenar una buena racha de resultados para terminar la temporada con ilusión. Por lo pronto, el técnico casi calcó el once titular de Mestalla. Esta vez Piatti se quedó fuera y en su lugar salió de inicio Baptistao.
Lo cierto es que el partido arrancó con precauciones alrededor de ambas porterías y un juego de control que se extendió a lo largo de la primera mitad. Una buena acción de Pau, en un centro chut de Remy, y una rectificación, después de un fallo, de Guaita fueron las mejores ocasiones de unos 45 minutos intensos y con alternancias en el juego.
La segunda mitad, sin embargo, comenzó con la misma intensidad. Pero un cañonazo de Damián lo cambió todo. Una falta centrada, pero muy alejada, y que acomodó una y otra vez Fajr reclamando la atención de todo el mundo se convirtió en un zapatazo final de Damián que se coló junto a la escuadra de Pau. Inapelable. Inalcanzable.
El Getafe se sintió cómodo con el resultado a favor y comenzó a trabar el juego con disciplina táctica y esfuerzo. Y cuando más entero parecía el conjunto madrileño, Flamini se fue a la calle por dos amarillas casi consecutivas, lo que obligó a Bordalás a modificar un tanto su planteamiento.
Quique también hizo lo mismo y puso toda la pólvora y talento que pudo en el campo. Sergio García, Gerard y Baptistao acabaron fijando a los puntas locales. Así nació una buena ocasión para el siete blanquiazul que no se concretó por el acierto local. De ahí, hasta el final, lucha, coraje y la sensación de que se escapaba un partido que estuvo durante muchos minutos totalmente controlado.