1-0: Condicionados
Un madrugador gol de Santos, una expulsión de Hermoso y un duro Alavés tumban a un Espanyol que creció en la segunda mitad
El partido comenzó como deseaba De Biasi. Y como odiaba Quique. El primer acelerón de los locales, a tope de revoluciones, duró 48 segundos. Los que necesitó Santos para rematar, tal y como le venía, el rebote múltiple que se produjo en el área visitante después de un madrugador saque de esquina. El 1-0 modificaba todo. Obligaba a hacer otra lectura del partido y a solucionar un marcador en contra nada más comenzar.
Armado de centrales, el Alavés tenía claro que mantendría el bloque por el que ha apostado el técnico italiano. Los vascos buscaban adelantarse cuanto antes y manejar sin nervios el resto del partido. Si algo han evidenciado en las últimas semanas, ha sido que se refugian en defensa y buscan, con verticalidad y presión, a sus puntas.
A partir de ahí, el Espanyol se quedó con el balón y con las ocasiones. Lo intentó de todas las maneras ante la poblada defensa que no dudaba en achicar balones y tensar el juego. Leo Baptistao lo probó de todas las maneras: de cerca, de lejos, esquinado y hasta de cabeza, pero Pacheco sólo tuvo que emplearse a fondo en esta última.
El Espanyol doblaba en posesión al Alavés que seguía defendiendo su renta con todas sus armas, incluyendo alguna entrada a destiempo. Víctor Sánchez fue el peor parado y acabó la primera parte cojeando. David López y Jurado también se llevaron un par de dolorosos pisotones a destiempo. Sin embargo, el que se fue al vestuario antes de tiempo fue Mario Hermoso, por dos despejes de cabeza en los que el colegiado apreció que se había aprovechado de los brazos para obtener ventaja.
En esa guerra de guerrillas, el Alavés se encontraba cómodo y el Espanyol, lo contrario. El control de los de Quique era tan evidente que Pau sólo tuvo que emplearse a fondo en un remate de Munir justo antes del descanso.
Con uno menos, con la entrada de Naldo para consolidar la defensa y con la idea de seguir buscando la portería rival el Espanyol afrontaba la segunda mitad. Gerard la puso para Jurado y Pacheco, otra vez, tuvo que lucirse.
Pese a todo, los catalanes siguieron intentándolo. Gerard lo probó desde el borde del área pero su remate salió desviado en toda una declaración de intenciones y un aviso de su carácter.
El empuje visitante no encontraba el acierto preciso y, el colegiado prefirió no complicarse en un claro derribo dentro del área de Ely a Baptistao, cuando intentaba rematar de cabeza. Pareció penalti y Mendizorroza respiró aliviada cuando el colegiado dejó seguir. Por menos que eso se fue Mario Hermoso.
El Alavés endurecía el juego, trababa el partido y obstaculizaba los arranques de un Espanyol más suelto en ataque con el sistema de tres defensas. Baptistao cogió el balón en tres cuartos de campo, condujo el balón en uno de sus eslálones de autor, se zafó de sus perseguidores y lanzó. Pero su tiro se marchó rozando el palo de Pachecho. Los vascos intentaban intimidar tímidamente a Pau y los pericos seguir en su camino de reacción. Pero los parones eran constantes.
Pese a la mejoría en la segunda mitad, al Espanyol se le puso muy cuesta arriba un encuentro que, para sorpresa de cualquier aficionado al fútbol, acabó con un expulsado visitante y ninguno local.