0-1: Silencio en el Villamarín
El Espanyol suma tres puntos en un partido muy complicado que se resuelve con un cabezazo de Diego Reyes
Había dicho Quique Sánchez Flores que silenciar con una victoria un campo lleno y entregado a su equipo era un reto que tenía que asumir el Espanyol. Lo hizo gracias a su buen trabajo defensivo y su intención de sumar los tres puntos. Diego Reyes, de cabeza, sentenció un partido que tuvo intensidad e incertidumbre hasta el pitido final.
Se esperaba un partido trabado, complicado, complejo, difícil, atascado y mucho más. Las dos últimas décadas los enfrentamientos en el Benito Villamarín (luego Ruiz de Lopera y ahora otra vez Benito Villamarín), han estado presididos por la igualdad y por campanadas blanquiazules. El año pasado los catalanes firmaron un brillante 1-3 después de dos años de derrotas consecutivas y cinco empates en los anteriores encuentros. Claro que años antes fueron capaces de sumar un 1-4 y un 2-5. En Montjuic y Cornellà los blanquiazules también han caído 0-3 (el año pasado) y 2-4, tampoco hace mucho. Con las estadísticas en la mano y el camino que emprendieron ambos equipos desde el verano parecen almas gemelas. Los dos están buscando su lugar en un campeonato en el que han modificado cuerpos técnicos y plantillas. Los dos se han empeñado en buscar un nuevo rumbo, un nuevo futuro y para ello están edificando un presente que no alcanza los resultados esperados por las plantillas que muestran ambos clubes.
En cualquier caso, a la salida acelerada de los locales le puso el Espanyol orden y control defensivo. Sin contabilizar grandes ocasiones en contra, los blanquiazules fueron encontrando los metros y los espacios necesarios para ir acercándose cada vez más a la meta de Adán. Después de los titubeos iniciales, la recta final de la primera mitad fue un acoso a la portería del Betis. Hasta en cinco ocasiones se acercaron con relativo peligro a la portería verdiblanca, pero Adán estuvo certero bajo palos, sobre todo en dos oportunidades firmadas por Gerard.
El descanso no obró cambios porque el partido se reanudó como un calco. Acelerón inicial de los locales y poco a poco los de Quique respondiendo territorial y posicionalmente. Hernán se infló a hacer kilómetros y de una de sus contras, nació el gol de Diego Reyes. Su galopada acabó en córner y el remate final de Diego Reyes, de cabeza, en el fondo de las redes. Tuvo otra un poco después Gerard para aumentar el marcador, pero Adán estuvo intuitivo.
Al Espanyol le tocaba sufrir hasta el final y se aplicó a no pasar apuros. Una excelente mano de Diego Reyes en el último suspiro certificó la victoria.