0-0: Un punto para seguir creyendo
El Espanyol empata ante Osasuna en un partido cerrado, trabado y que deja a los blanquiazules confiados en seguir mejorando
Manolo González intuía, y así se lo había insistido a sus jugadores, que el partido ante Osasuna sería áspero, complejo, de los que se tienen que masticar con más paciencia y serenidad de la deseada. Ante un Osasuna ordenado, de la mano de un técnico pragmático como Vicente Moreno, el Espanyol debía tener calma, intensidad y prudencia para no descomponerse.
Los blanquiazules han comenzado el partido poniendo ritmo, corriendo, buscando la espalda de los defensas ‘rojillos’ y tratando de importunar el orden que impone su técnico. Puado tuvo la primera oportunidad al internarse en el área con intención, pero su chut, después de los empellones y las trabas de la defensa visitante, se marchó desviado. Fue un ejemplo del orgullo que debería mostrar el equipo durante todo el partido.
En frente, un Osasuna rocoso, con un claro poderío físico, sabedor de lo que necesitaba, infatigable y con el ‘abecé’ de lo que tenía que hacer totalmente claro.
A Puado y Cardona le tocaba pelear con una ordenada defensa a la que ayudaba el resto de sus compañeros cuando se acercaba el peligro a su área. Con todos esos ingredientes, el partido se simplificaba en centímetros y músculo contra ilusión. No había resquicios, pero los blanquiazules tampoco pasaban especialmente apuros y las pocas llegadas las anulaba con seguridad Joan García.
Tras el descanso, el Espanyol dio un paso adelante, pero también Osasuna encontró los resquicios que no tuvo en la primera mitad. Kumbulla desvió un intento de chut de Rubén Peña y, poco después, Pol Lozano levantó a la grada con un lanzamiento (rodeado de rivales) que buscó la escuadra visitante, pero Sergio Herrera se estiró hasta el límite para desviarla. Fue la mejor oportunidad de todo el partido que alargó y estimuló el ánimo local hasta superar los seis minutos extra del partido.