0-0: Punto con sabor amargo
El Espanyol se mostró sólido defensivamente, pero no estuvo acertado en los metros finales
Una oportunidad de Brian Oliván en el 92. Una extraordinaria parada de Joan García haciéndose gigante y saliendo a la desesperada a tapar el chut de Matos, en el 93, y un cuatro contra tres, con remate final de Braithwaite que se estrelló en las piernas de un defensor del Burgos, en el 94, resumen la angustia del sprint final para intentar sumar una victoria que se quedó en un empate amargo. Insatisfactorio, en cualquier caso. Es decir: tablas en El Plantío en un partido que, a buen seguro, es una réplica de todo lo que se ha visto en el campo burgalés a lo largo de la temporada y que le permite mantener esa curiosa imbatibilidad.
El partido tuvo susto inicial. Fer Niño marcó en el minuto 3, después de una segunda acción en un córner, pero los blanquiazules tenían claro que la acción era antirreglamentaria. Así que el VAR demostró que no hubo fuera de juego, pero sí que el delantero local tocó la pelota con la mano antes del remate.
Superado el suspense, Oliván puso a prueba a Caro y éste demostró por qué el Burgos es un equipo que ha encajado sólo ocho goles en su campo en toda la temporada. De ahí hasta casi el final de la primera mitad, en otra oportunidad de Sergi Gómez, tocaba correr sin fin. El Burgos vive en un estado de pura excitación en su campo, de puro nervio, de pura velocidad. Instalados en ese vértigo se sienten cómodos y, por tanto, intimidan a cualquiera. Y a eso hay que añadir lluvia, intensidad y acciones trabadas.
Manolo González quería contemporizar, que el equipo se sacudiese la presión, que encontrara fluidez en el pase, pero los locales se apoyaban en la velocidad de sus puntas para tratar de superar una defensa sólida, contundente y a un Joan García que se mostró muy eficaz. Así fue todo el partido y así se evidenció claramente en la segunda mitad. Ni Curro, ni Fer Niño, ni Bermejo pudieron conseguirlo. Tampoco pudo hacerlo Braithwaite en los minutos finales, así que el punto supo a poco y dejó insatisfecho al equipo, con una sensación amarga.