‘Nandico’ Molinos, la leyenda
“Venga… 2.000 pesetas. Encima de la mesa, que yo las vea”, te soltaba con una sonrisa traviesa, sabiéndose juez y verdugo de una norma que él había impuesto y que todos los ejecutivos del Espanyol habían aceptado. ¿El motivo? Multa de pago inmediato por llegar tarde -aunque fuera sólo un minuto- a las reuniones que él coordinaba como director general del club, primero en Sarrià, y luego, en el Estadio Olímpico.
Implacable en el fondo, pero dulce en las formas, así era el Fernando Molinos, abogado y alto cargo ejecutivo blanquiazul, que repartió su prestigio laboral entre el Espanyol y el mundo de la banca. También fue así en el campo. Titular indiscutible con todos los técnicos que tuvo, disciplinado, observador, intuitivo, decidido, exigente y dialogante. También dialogante, faltaría más, para sobrevivir en aquella jauría competitiva de los 70 y los 80.
De Fernando Molinos, futbolista, los pericos acérrimos conocen todos los detalles de su biografía. Incluso que el ‘maño’ Molinos en realidad nació en Soria. O que disputó un total de 319 partidos oficiales con el Espanyol. O que esa marca le coloca, en el ranking blanquiazul, como el sexto futbolista en partidos jugados. Seguramente también saben que en esas once temporadas sólo marcó un gol y todavía hoy se duda de si fue suyo o hay que atribuírselo a Pavón, quien acabó empujando la pelota después de que rebotara en los dos palos. Cuentan los más cercanos que Rafa Marañón fue corriendo al árbitro para pedirle que el gol se lo anotara “a Molinos, hombre, que no ha hecho un gol en su vida”. Por si acaso. También deberían saber los acérrimos que, pese a su fama de jugador inmisericorde con el rival, sólo vio 38 amarillas (lo que promedia una cartulina casi cada ocho partidos y medio) y ninguna roja: NINGUNA. Un dato que atestigua que nunca fue duro ni violento. Precisamente sobre ese capítulo hay anécdotas sin fin. Por ejemplo: corre entre los jugadores de la época que cuando Molinos ficha por el Espanyol, Santamaría lo cita en su despacho y también le pide a Dani Solsona que entre. “Dani aquí tienes a Fernando, así que ya no te tendrás que preocupar más de sus marcajes”, les comenta jocoso.
Sin embargo, todo el mundo recuerda perfectamente que fue capaz de ‘secar’ futbolísticamente a Cruyff o Maradona, con los que, paradójicamente, mantuvo siempre una sana amistad. Es más: entre los veteranos del Espanyol se explica que, cuando coincidían fuera del campo, Johan simulaba agacharse o esconderse de Molinos antes de fundirse en un abrazo, entre las risas de los presentes. Con Maradona, jugador en activo del Barcelona de la época, fue un paso más allá. Lo convenció para que participara con toda la plantilla del Espanyol en la representación de ‘La venganza de Don Mendo’ con fines benéficos. El ‘Pelusa’ fue uno del elenco de actores más junto a N’Kono, Molinos o ‘Tintín Márquez’… Las cosas del fútbol de antes.
De ’Nandico’ -como siempre le ha llamado cariñosamente Dani Sánchez Llibre- también se cuenta que es hijo de un cronista deportivo y que creció junto a un hermano entrenador y otro, también futbolista, pero de menor recorrido profesional. Total: siempre hubo una pelota en casa y libros de texto que le convirtieron en un estudiante perseverante, culto y de buenas notas.
Por el Espanyol pasó como futbolista, como director general, como vicepresidente y como consejero. Cumplió una sólida y brillante carrera profesional en el césped y en los despachos donde, además, mantuvo abierta siempre su puerta para cualquier consulta, consejo o consideración que alguien pudiera tener. Esa faceta tan humana es probablemente, la menos conocida, pero la más agradecida, aplaudida y reconocida por todos los amigos de Nando o ‘Nandico’ Molinos, auténtica leyenda blanquiazul.